Cáncer de estómago
Las personas con cáncer de estómago pueden experimentar los siguientes síntomas o signos. A veces, las personas con cáncer de estómago no manifiestan ninguno de estos cambios. O bien, la causa puede ser otra afección médica que no sea cáncer.
El cáncer de estómago habitualmente no se detecta en un estadio temprano porque no causa síntomas específicos. Cuando los síntomas se presentan, pueden ser ambiguos e incluir los que figuran a continuación: Es importante recordar que estos síntomas también pueden estar causados por muchas otras afecciones, como un virus o úlcera estomacal.
Indigestión o acidez estomacal
Dolor o molestia en el abdomen
Náuseas y vómitos, especialmente vomitar los alimentos sólidos poco después de haberlos consumido
Diarrea o estreñimiento
Hinchazón del estómago después de las comidas
Pérdida del apetito
Sensación de que los alimentos se atoran en la garganta al comer
Los síntomas de cáncer de estómago avanzado pueden incluir:
Debilidad y fatiga
Vómitos de sangre o sangre en la materia fecal
Pérdida de peso sin razón aparente;
Si le preocupa algún cambio que ha experimentado, hable con su médico. Su médico le preguntará desde cuándo y con qué frecuencia ha tenido el (los) síntoma(s), entre otras preguntas. Esto se realiza para ayudar a determinar la causa del problema, lo cual se denomina un diagnóstico.
Si se diagnostica cáncer, el alivio de los síntomas sigue siendo un aspecto importante de la atención y el tratamiento. Esto también puede denominarse manejo de los síntomas, cuidados paliativos o atención médica de apoyo. Asegúrese de hablar con su equipo de atención médica sobre los síntomas que experimenta, incluidos cualquier síntoma nuevo o un cambio en los síntomas.
Disfunción eréctil
La disfunción eréctil es la incapacidad repetida de lograr o mantener una erección lo suficientemente firme como para tener una relación sexual satisfactoria.
La disfunción eréctil (o DE) puede ser, aunque no necesariamente, una incapacidad para alcanzar una erección satisfactoria, una capacidad inconsistente para hacerlo o bien la tendencia a tener únicamente erecciones breves. Estas variaciones hacen difícil definirla y calcular su incidencia.
Los cálculos varían desde 20 hasta 30 millones de casos, según la definición que se utilice. De acuerdo con la encuesta de Atención Médica Ambulatoria Nacional (NAMCS, según sus siglas en inglés), por cada 1.000 hombres en Estados Unidos, hubo un total de 7,7 visitas al consultorio médico por DE en 1985. En 1999, la frecuencia casi se había triplicado a 22,3. El aumento se produjo de modo gradual, presuntamente a medida que se pusieron a disposición más ampliamente tratamientos tales como los dispositivos de vacío y los medicamentos inyectables y comenzó a aceptarse la discusión de la disfunción eréctil. Es posible que el avance más publicitado haya sido la introducción del medicamento oral citrato de sildenafil (Viagra) en marzo de 1998. Los datos de NAMCS acerca de medicamentos nuevos muestran un cálculo de 2.6 millones de menciones de Viagra en visitas al consultorio médico en 1999, y un tercio de esas menciones tuvieron lugar durante visitas para un diagnóstico no relacionado con DE.
Cáncer de próstata
El cáncer de próstata suele ser de evolución lenta, sin embargo se puede presentar de formas muy agresivas. El síntoma más común es dificultad y dolor al orinar y mantener relaciones sexuales.
Qué es
La próstata es la glándula sexual del hombre encargada de producir el semen. Es del tamaño de una nuez y se encuentra debajo de la vejiga de la orina, rodeando a la uretra. A diferencia de otro tipo de cáncer, el de próstata se caracteriza por evolucionar de forma muy lenta. El cáncer de próstata es extremadamente frecuente, aun cuando su causa exacta sea desconocida. Según los datos facilitados por la Sociedad Española de Oncología Médica en junio de 2015, alrededor de 29.000 hombres padecen esta enfermedad cada año, lo que la convierte en la forma más común de cáncer masculino. Cuando se examina al microscopio el tejido prostático obtenido tras una intervención quirúrgica o en una autopsia, se encuentra cáncer en el 50 por ciento de los hombres mayores de 70 años y prácticamente en todos los mayores de 90, aunque gran parte de ellos no llegan a ser conscientes de la enfermedad ante la falta de síntomas reconocibles.
Causas
Sobre la base de las observaciones epidemiológicas se han sugerido cuatro causas principales del cáncer prostático:
Factores genéticos
Aunque existen indicios que involucran a los factores genéticos en la causa del cáncer prostático, es difícil separar estos factores de los factores ambientales. Estudios genéticos han mostrado que existe un gen específico del cromosoma 1 o gen HPC-1 que aumenta la probabilidad de contraer cáncer de próstata.
Factores hormonales
Varios estudios han sugerido que los factores hormonales pueden tener importancia en el desarrollo del cáncer de próstata. Éstos incluyen:
La dependencia de las hormonas andrógenas (masculinas) de la mayoría de los cánceres de próstata.
El hecho de que el cáncer prostático no aparece en los eunucos.
El hecho de que el cáncer prostático puede ser inducido en ratas mediante la administración crónica de estrógenos y andrógenos (hormonas femeninas y masculinas).
La frecuente asociación de cáncer prostático con áreas de atrofia prostática esclerótica.
Factores ambientales
Quienes emigran de regiones de baja incidencia a regiones de alta incidencia mantienen una baja incidencia de cáncer prostático durante una generación y luego adoptan una incidencia intermedia. También se han identificado varios factores ambientales que podrían ser promotores del cáncer de próstata. Éstos incluyen:
Dieta alta en grasas animales.
La exposición al humo del tubo de escape de los automóviles.
La polución del aire, cadmio, fertilizantes y sustancias químicas en las industrias de la goma, imprenta, pintura y naval.
Agentes infecciosos
Se ha considerado que los agentes infecciosos transmitidos por vía sexual podrían causar cáncer prostático, sin embargo, los estudios epidemiológicos, virológicos e inmunológicos han brindado resultados contradictorios. Los estudios epidemiológicos han sugerido un aumento en el riesgo de cáncer prostático asociado con un mayor número de compañeros sexuales, una historia previa de enfermedad de transmisión sexual, frecuencia del acto sexual, relación con prostitutas y edad temprana de comienzo de la actividad sexual.
En contraste, otros estudios han sugerido que existe un mayor riesgo de cáncer prostático asociado con la represión de la actividad sexual, como un comienzo en edad más tardía, un pico más temprano y una cesación prematura de la actividad sexual. Por otra parte, algunos trabajos han mostrado un mayor riesgo entre los pacientes que nunca estuvieron casados y un riesgo aún mayor entre aquellos que tuvieron niños, pero otros estudios no han mostrado una correlación significativa con el estado marital o con el número de hijos. De forma similar, los estudios de potenciales agentes infecciosos no han brindado resultados concluyentes, como tampoco proporcionan pruebas concretas para una causa infecciosa de cáncer prostático.
Síntomas
Los síntomas de la enfermedad pueden tardar mucho tiempo, incluso años, en manifestarse. En las fases iniciales, cuando el tumor está limitado a la próstata, puede ser asintomático o acompañarse de síntomas obstructivos leves fácilmente atribuibles a una hiperplasia benigna, como son la incontinencia urinaria, la disminución del calibre o la interrupción del chorro de orina, el aumento de la frecuencia de la micción, sobre todo durante la noche, las dificultades para orinar, la sensación de escozor durante la micción.
Cuando los tumores son localmente avanzados se acompañan de síntomas obstructivos claros, además puede haber hematuria (sangre en la orina) o signos de infección (estos dos últimos son poco frecuentes). También puede generar un dolor frecuente en la región lumbar y dificultades en las relaciones sexuales.
Cuando se trata de tumores avanzados puede aparecer edema o hinchazón de piernas (debido al crecimiento de ganglios linfáticos regionales), dolores óseos (por extensión tumoral al hueso) e incluso debilidad o pérdida de fuerza en piernas (compresión de la médula espinal o de las raíces nerviosas). También puede causar insuficiencia renal, pérdida de apetito y de peso o anemia.
Prevención
El hecho de que el cáncer de próstata tarde años en manifestarse es el motivo por el cual es muy importante que las personas que tienen posibilidades de contraer la enfermedad se sometan a exámenes médicos de forma frecuente. Es importante recordar el hecho que el hombre tiene mayores posibilidades de padecer la enfermedad a medida que envejece.
No está científicamente demostrada la relación entre el consumo de determinados alimentos y la reducción del riesgo de sufrir cáncer de próstata. Los licopenos, sustancias antioxidantes presentes en los tomates y las sandías, o las isoflavonas que se encuentran en la soja han sido objeto de estudio en la prevención de este tipo de tumor; sin embargo los resultados no han sido concluyentes, como recoge la Sociedad Española de Oncología Médica.
Tampoco existe en la actualidad ningún medicamento preventivo. En un estudio que se realizó en hombres con alto riesgo de desarrollar cáncer de próstata, la administración del fármaco finasteride consiguió reducir un 25 por ciento el riesgo de cáncer de próstata comparado con un placebo. Sin embargo, los efectos secundarios provocados en estos pacientes, tales como descenso del apetito sexual, impotencia y presencia de una mayor tasa de tumores de alto grado (que tienen peor pronóstico), desaconsejan el uso de este fármaco hoy en día como agente de prevención.
Tipos
El cáncer de próstata se presenta en el 95 por ciento de los casos en el tejido glandular, lo que se denomina adenocarcinomas. El cinco por ciento restante es el cáncer neuroendocrino, que se origina en las células pequeñas de la próstata.
Cáncer de hígado
A menudo, los signos y síntomas del cáncer de hígado no aparecen sino hasta que la enfermedad se encuentra en etapas más avanzadas, aunque a veces pueden presentarse más temprano. Si acude al médico cuando comienza a notar los síntomas, es posible que el cáncer se diagnostique más temprano, cuando es más probable que el tratamiento sea útil. Algunos de los síntomas más comunes del cáncer de hígado son:
Pérdida de peso (sin tratar de bajar de peso)
Pérdida de apetito
Sensación de llenura tras comer poco
Náuseas o vómitos
Un agrandamiento del hígado (se siente como una masa debajo de las costillas del lado derecho)
Un agrandamiento del bazo (se siente como una masa debajo de las costillas del lado izquierdo)
Dolor en el abdomen o cerca del omóplato derecho
Hinchazón o acumulación de líquido en el abdomen
Picazón
Coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia)
Algunos otros síntomas pueden incluir fiebre, venas agrandadas en el abdomen que se pueden observar a través de la piel, y sangrado o moretones anormales.
Las personas que tienen hepatitis crónica o cirrosis pueden sentirse peor de lo habitual o solo presentar cambios en los resultados de los análisis de laboratorio, tal como en los niveles de alfafetoproteína (AFP).
Algunos tumores del hígado producen hormonas que actúan en otros órganos aparte del hígado. Estas hormonas pueden causar:
Altos niveles de calcio en la sangre (hipercalcemia), lo que puede causar nausea, confusión, estreñimiento, debilidad o problemas musculares
Bajos niveles de azúcar en la sangre (hipoglucemia), lo que puede causar cansancio o debilidad
Aumento del tamaño de los senos (ginecomastia) y/o reducción del tamaño de los testículos en los hombres
Altos niveles de glóbulos rojos (eritrocitosis), lo que puede causar enrojecimiento y sensación de rubor
Altos niveles de colesterol
Muchos de los signos y síntomas de cáncer de hígado también pueden ser causados por otras afecciones, incluyendo otros problemas hepáticos. No obstante, si tiene cualquiera de estos problemas, es importante que consulte con su médico de inmediato para que se pueda determinar la causa y recibir tratamiento de ser necesario.
Cáncer de colon y recto
Es la tercera forma más común de cáncer y suele ser ocasionado por factores del estilo de vida, y sólo en una pequeña cantidad de casos se identifican factores genéticos.
El colon y el recto son partes del intestino grueso. El cáncer colorrectal se produce cuando tumores se forman en el revestimiento del intestino grueso. Es común tanto en hombres como en mujeres. El riesgo de desarrollarlo aumenta después de los 50 años. Se tienen más probabilidades de desarrollarlo si tiene pólipos en el colon, antecedentes familiares de cáncer colorrectal, colitis ulcerativa o la enfermedad de Crohn, comer una dieta alta en grasa o fumar.
Los síntomas del cáncer colorrectal incluyen:
Diarrea o estreñimiento
Sensación que su intestino no se vacía por completo
Sangre en las heces (ya sea muy roja y brillante o muy oscura)
Heces más delgadas de lo normal
Dolores o calambres frecuentes por gases, o sensación de llenura o hinchazón
Pérdida de peso sin razón conocida
Fatiga
Náuseas o vómitos
Debido a que usted puede no presentar síntomas al principio, es importante contar con pruebas de detección. Toda persona mayor de 50 años debe hacerse un examen. Las pruebas incluyen la colonoscopía y pruebas de sangre en las heces. Los tratamientos para el cáncer colorrectal incluyen cirugía, quimioterapia, radiación o una combinación de ellas. Generalmente, la cirugía puede curarlo cuando se detecta a tiempo.
Enfermedad vascular periférica
Es también conocida como enfermedad arterial periférica (EAP) y consiste en la obstrucción de grandes arterias que no forman parte de la vasculatura coronaria ni cerebral. Se suele presentar en las extremidades inferiores.
La enfermedad arterial periférica ocurre cuando hay un estrechamiento de los vasos sanguíneos fuera del corazón. La causa de esta enfermedad es la arterioesclerosis. Esto sucede cuando placa se acumula en las paredes de las arterias que abastecen de sangre a brazos y piernas. La placa es una sustancia compuesta por grasa y colesterol y hace que las arterias se estrechen o se obstruyan. Esto puede reducir o interrumpir el flujo de sangre, generalmente hacia las piernas. Si la obstrucción del flujo sanguíneo es lo suficientemente grave, puede causar la muerte de los tejidos y, a veces, la amputación del pie o la pierna.
El principal factor de riesgo de la enfermedad arterial periférica es el fumar. Otros incluyen el envejecimiento y condiciones como la diabetes, colesterol alto, presión arterial alta, enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular.
Muchas personas que tienen enfermedad arterial periférica no presentan síntomas. Si usted tiene síntomas, estos pueden incluir:
Dolor, entumecimiento, molestia o pesadez en los músculos de las piernas. Esto ocurre al caminar o subir escaleras
Pulso débil o ausente en piernas o pies
Heridas o llagas en los dedos de los pies, pies o piernas que tardan en sanar, no sanan o sanan mal
Color pálido o azulado de la piel
Temperatura más baja en una de las piernas comparada a la otra
Poco crecimiento de las uñas de los pies o del pelo en las piernas
Disfunción eréctil, especialmente en hombres diabéticos
La enfermedad arterial periférica puede aumentar el riesgo de infarto, derrame cerebral y ataque isquémico transitorio.
Los médicos diagnostican la enfermedad arterial periférica con un examen físico y pruebas de imagen. Los tratamientos incluyen cambios en el estilo de vida, medicinas y, a veces, cirugía. Cambios en el estilo de vida incluyen modificaciones en la dieta, ejercicio y esfuerzos para bajar el colesterol alto y la hipertensión.
Enfermedades coronarias
Se entiende por enfermedades coronarias al conjunto de enfermedades que de algún modo bloquean el suministro de sangre y oxígeno al corazón.
La enfermedad de las arterias coronarias (EAC) es el tipo más común de enfermedad cardiaca. Es la principal causa de muerte entre los hombres y las mujeres en los Estados Unidos.
La EAC ocurre cuando las arterias que suministran la sangre al músculo cardíaco se endurecen y se estrechan. Esto se debe a la acumulación de colesterol y otros materiales llamados placa en la capa interna de las paredes de la arteria. Esta acumulación se llama arterioesclerosis. A medida que esta avanza, fluye menos sangre a través de las arterias. Como consecuencia, el músculo cardíaco no puede recibir la sangre o el oxígeno que necesita. Eso puede conducir a dolor en el pecho (angina) o a un infarto. La mayoría de los infartos ocurren cuando un coágulo súbitamente interrumpe el suministro de sangre al corazón, causando un daño cardíaco permanente.
Con el tiempo, la EAC también puede debilitar el músculo cardíaco y contribuir a la presencia de insuficiencia cardiaca y arritmias. Insuficiencia cardiaca significa que el corazón no puede bombear la sangre adecuadamente al resto del cuerpo. Las arritmias son cambios en el ritmo normal del corazón.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica
Se trata de una enfermedad degenerativa de la capacidad pulmonar. El consumo de tabaco es la causa más común.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)1 es un trastorno pulmonar que se caracteriza por la existencia de una obstrucción de las vías respiratorias generalmente progresiva e irreversible. Se encuentra una mayor incidencia en personas expuestas al humo del tabaco y produce como síntoma principal una disminución de la capacidad respiratoria, que avanza lentamente con el paso de los años y ocasiona un deterioro considerable en la calidad de vida de las personas afectadas, pudiendo ocasionar una muerte prematura.2
Entre un 20 % y un 25 % de los fumadores desarrollan la enfermedad, pero se desconocen las causas de predisposición al desarrollo, aunque puede que sea un componente multifactorial que incluyan elementos ambientales (como susceptibilidad individual).
La mortalidad global de la EPOC estaba en la sexta posición con 2,2 millones de muertes en el año 1990, se prevé una tendencia en ascenso hasta la 3ª causa de muerte en el 2020.11 Un estudio realizado en EE.UU. en el período de 1971 - 2000, mostró que el cambio de mayor importancia durante dicho período fue el aumento de la mortalidad en mujeres que pasó de 20,1/100.000 en 1980 a 56,7/100.000 en el año 200012
En 1998, en España, la EPOC representaba la quinta causa de muerte en los hombres (56,3/100.000 habitantes) y la octava en mujeres (12,3/100.000 habitantes)
Bronquitis aguda
La bronquitis es causada por la presencia de un virus o una bacteria en particular, por lo tanto no es estrictamente causada por el tabaquismo. Ahora bien, el consumo de tabaco deteriora las vías respiratorias y favorece el ingreso de ese tipo de virus y bacterias. Además, la nicotina acumulada en los pulmones dificulta el tratamiento de la bronquitis.
La bronquitis es la inflamación de los conductos bronquiales, las vías respiratorias que llevan oxígeno a sus pulmones. Esta causa una tos que en forma frecuente presenta mucosidad. También causa dificultad para respirar, jadeo y presión en el pecho. Existen dos tipos de bronquitis: aguda y crónica.
La mayoría de los casos de bronquitis aguda mejora en unos días, pero la tos puede durar varias semanas después de haberse curado la infección.
A menudo, los mismos virus que causan el resfrío y la gripe pueden causar bronquitis aguda. Estos virus se propagan por el aire cuando alguien tose o a través del contacto físico (por ejemplo, alguien que no se haya lavado las manos). La exposición al humo del cigarrillo, contaminación del aire, polvo y gases también pueden causar bronquitis aguda. Así mismo, las bacterias pueden causar bronquitis aguda, pero no tan seguido como los virus.
Para diagnosticar la bronquitis aguda, el médico le preguntará sobre sus síntomas y escuchará su respiración. Usted también puede tener otras pruebas.
El tratamiento incluye descansar, tomar líquidos y aspirina (para adultos) o acetaminofén para bajar la fiebre. Un humidificador de ambientes puede ayudar. Puede necesitar inhalar medicinas para abrir sus vías respiratorias si tiene jadeo o sibilancias. Los antibióticos no le ayudarán si la causa es un virus. A usted le recentarán antibióticos si la causa es bacteriana.
Enfisema
Es la afección más común entre los fumadores de tabaco. Los químicos que se encuentran fundamentalmente en los filtros de los cigarrillos deterioran las paredes de los alvéolos y dificultan el suministro de oxígeno.
El enfisema es un tipo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en donde los alveolos, las bolsitas de aire de los pulmones, se dañan. Como consecuencia, su cuerpo no recibe el oxígeno que necesita. El enfisema hace que sea difícil recuperar el aliento. También le puede causar tos crónica y dificultades para respirar durante el ejercicio.
La causa más común es el cigarrillo. Si fuma, dejar de fumar puede ayudarlo a no adquirir la enfermedad. Si ya tiene enfisema, dejar de fumar puede evitar que empeore. El tratamiento depende de la severidad de los síntomas que pueden ser leves, moderados o severos. El tratamiento incluye inhaladores, oxígeno, medicinas y, algunas veces, cirugía para aliviar los síntomas y prevenir complicaciones.
La epidemia de tabaquismo mata a casi 6 millones de personas al año, de los cuales 600 000 son fumadores pasivos, es decir, personas que no fuman pero están expuestas al humo de tabaco de otras personas.
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